Fue entonces cuando tomé conciencia de que, a pesar que tenía estudios para ponderar el respeto a los derechos de la infancia,  había ocasiones en que las herramientas se me agotaban, así que me allegué de más recursos para tener alternativas de lenguaje para poner límites claros en el día a día de mis hijos de una manera  asertiva, ponderando el respeto y amor, aprendí que mi hij@ está aprendiendo a comunicarse y que su principal fuente de aprendizaje soy yo, (si yo me desesperaba, él o ella se desesperaban, que si yo gritaba, él o ella gritaban); comprendí la importancia de recordar quien es el adulto cuando estamos criando a un niño, y lo más valioso que estudié en diversas fuentes es lo importante de conectarnos con la emoción del peque, y observar que su comportamiento (adecuado o inadecuado) es consecuencia de una necesidad no cubierta y que nuestro principal trabajarlo es acompañarlo con nuestra empatía, reconocimiento de sus emociones y desde nuestro centro ayudarlo a llegar a la calma.

Ahora, con todo lo aprendido diversos temas de Crianza como Parentalidad, Apego y Desarrollo del Niño; Educar en Positivo; el Cerebro del Niño; Educación Emocional y Mindfullness; Neurociencia Aplicada en el Desarrollo Infantil y mi experiencia, he tenido la fortuna de enriquecer mis conocimientos participado en asesorías y reflexiones con otras madres, padres y cuidadores, que de manera consciente nos RE-conocemos, y nos damos cuenta que, a partir de nuestro aprendizaje podemos vincularnos y educar a nuestros hijos de una manera distinta, siempre consientes y priorizando el respeto.